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por Pastor Guzmán Castro
Tres profesores de distintos tipos de enseñanza y amplia experiencia profesional, aportaron a Escambray digital sus opiniones y valoraciones acerca de la gesta moncadista y su repercusión en el panorama político cubano hasta los días actuales.
Gonzalo Carlos Gómez González, profesor de la Universidad de Ciencias Pedagógicas Silverio Blanco Núñez, de Sancti Spíritus; Neida Herrera Hurtado, profesora jubilada que laboró durante 37 años en la enseñanza secundaria y preuniversitaria y que desde hace 13 años trabaja en la sede provincial del Partido, y José Luis Armas Simón, docente de la Escuela Provincial del PCC Felipe Torres, hicieron gala de su bagaje teórico para sintetizar en pocas líneas un acontecimiento que, todavía hoy, repercute en Cuba y en el mundo.
A la pregunta: ¿qué representa para usted la gesta del Moncada?, cada cual, desde su punto de vista, aportó criterios coherentes acordes con la dialéctica y la ciencia histórica.
UN ENFOQUE DIALÉCTICO
La gesta del Moncada fue el momento de ruptura que posibilitó a través de la nueva estrategia revolucionaria trazada por Fidel, la exacta postulación de la posibilidad del derrocamiento del régimen tiránico que el 10 de marzo de 1952 había retrotraído a Cuba a los tiempos del nacimiento de la República dependiente en mayo de 1902.
La hombradía de los jóvenes de la Generación del Centenario liderados por Fidel es, por tanto, el acontecimiento portador y conjugador del ideal emancipador martiano en la búsqueda del poder por la vía revolucionaria y que condujo a la revolución social como posibilidad y necesidad histórica.
Por último, la gesta del Moncada es, como dijo Fidel en aquellos días inolvidables, la materialización de lo que Martí y toda una generación habían soñado y que las condiciones objetivas y subjetivas no habían permitido lograr hasta ese momento. (Carlos Gómez González)
PERO FIDEL CONTABA CON EL PUEBLO
Yo diría que el Moncada fue el motor que movilizó la conciencia del pueblo cubano en aquel momento y que lo mantiene unido en el ideal de justicia y redención hasta los días actuales.
Aunque el asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes resultó un fracaso militar, demostró que los cubanos éramos capaces de intentar la osadía de arremeter contra la segunda fortaleza militar del país para lograr lo que parecía imposible: derrocar una tiranía corrupta y sangrienta apoyada por el Ejército y por el Gobierno de los Estados Unidos.
Batista sabía que podía contar con el Ejército y con el apoyo yanqui, pero Fidel Castro sabía que en una empresa patriótica y valiente como esta, podría contar con el pueblo. Luego resultó que el Moncada devino el punto de partida, no solamente de la Revolución cubana, sino que se convirtió en paradigma para muchos pueblos del mundo.
Los jóvenes encabezados por Fidel supieron afrontar la suerte adversa, el fracaso de la sorpresa táctica, la desproporción en hombres y armas, pero aquella derrota militar no consiguió descorazonarlos. La vida demostró que poseían las convicciones, la voluntad y la valentía necesarias para llevar adelante la epopeya que cristalizó luego en todos los logros y aciertos de la Revolución triunfante. (Neida Herrera Hurtado)
UN ACTO HEROICO, UNA EPOPEYA
El 26 de Julio de 1953 es una fecha histórica de enorme significación. Con toda justicia se le ha designado el Día de la Rebeldía Nacional. Los males que se habían estado acumulando durante todo el período de la república neocolonial habían alcanzado ya tal nivel que resultaban insoportables para el pueblo cubano.
Esa situación se agravó extraordinariamente a partir del golpe de estado ejecutado por Batista y sus cómplices militares el 10 de marzo de 1952, cuando se cerraron todos los caminos para los sectores democráticos, al tiempo que las penurias económicas y la represión política se exacerbaban de día en día, al punto de reclamar una respuesta revolucionaria.
En estas condiciones apareció la lucha armada como la única vía posible y, en ese sentido, le correspondió a aquella pléyade de jóvenes martianos, que muy acertadamente fueron llamados, después, la Generación del Centenario, secundar a Fidel Castro en su esfuerzo supremo por darle un vuelco a la situación nacional por medio de un acto traumático, una epopeya, como fueron los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes el 26 de Julio de 1953 en la antigua provincia de Oriente.
Como expresó años después el Comandante en Jefe: “El Moncada fue el motor pequeño que echó a andar el motor grande de la Revolución cubana”. (Jorge Luis Armas Simón)
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